Dejo el comienzo de un artículo de Pérez-Reverte con respecto a la archiconocida Ley de Igualdad y el castellano. Como de costumbre, no tiene desperdicio.
Patente de corso
Otra vez ganan los malos
Al principio creí que era simple estupidez; pero rectifico. Es prepotencia, vileza y mala leche. Es la imbecilidad de unos pocos visionarios analfabetos, aceptada con entusiasmo formal por los clientes y en silencio cómplice por los cobardes. Como se veía venir, aquel artículo 22 bis de la ley 56/2003, creado a partir del artículo 5 de la ley de Igualdad, ha conseguido el sueño perfecto de todo gobernante totalitario:
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