

Segundo libro de poemas en la colección Las Flores de Lis. En este caso: Madrugadas.
No suelo leer poesía, y, cuando leo a J. Vilches, pues me arrepiento profundamente. Solo puedo decir que he vibrado con cada uno de los poemas de este maestro del lenguaje. Como siempre digo, Jesús es mi amigo. Para algunos esto puede ser un inconveniente a la hora de leer esta reseña. Para mi lo habría sido si el material leído no fuera bueno o no estuviera a la altura. ¿Qué habría puesto aquí entonces? Pero es excepcional. Para que veais que lo que digo es cierto, os dejo un pequeño fragmento.
«… Aunque yo se bíen que dirá
que no la necesita, que su sonrisa es brillante
y le basta su risa.
Pero igual… yo se la presto
por si se olvida.»
Os lo recomiendo encarecidamente.