Opinión Personal.
Es difícil para mí hablar de este último libro de la saga de Tramórea. Me explico: Si mi madre fuera la persona que hubiera empezado a leer esta saga, habría podido leer y disfrutar de los tres primeros ejemplares casi sin problemas. Pongo a mi madre como ejemplo porque es una mujer que lee a menudo, pero no lee muchas cosas relacionadas con el género fantástico salvo mis propios escritos. Sin embargo, al llegar a este último libro se habría perdido totalmente y lo habría dejado de leer.
¿Es esto algo malo? Creo que no, porque el motivo por el que mi madre habría dejado de leer es que la saga pasa de ser una saga de fantasía que termina el libro 3 con muchos indicios de que la cosa se transforma a una novela de ciencia ficción muy realista (si se me permite el término). ¿Por qué no es malo? Porque lo que hubiera hehco que mi madre dejara de leer ha hecho que yo devorara las páginas como si hubiera entrado en tahitei (no recuerdo si se escribe así). No he tardado ni tres días en leer el tocho y es que la combinación de mitología, historia, ciencia y ficción que conjuga Javier Negrete en este libro es tan espectacular como su historia y estos dioses y humanos tan especiales de Tramórea.
A veces me parecía estar de vuelta en la universidad leyendo los manuales de matemáticas y física que tanto me apasionaban para darme cuenta poco después de que estaba en medio de una batalla trepidante. Si además añadimos la precisión y hermosura de Negrete al escribir -me recordaba a menudo a Tariman fabricando sus artilugios- obtenemos un libro estupendo, más que eso, genial.
Para terminar, tengo que decir que me quedo con Tarimán como personaje favorito y que me ha encantado el origen de Zemal.
Mi más sincera enhorabuena.
Valoración: Fuera de Rankin. Un colofón genial a una saga maravillosa.