Es cierto que, empezar un proyecto de estas características el último trimestre del último curso de primaria, sin haberlo preparado con la antelación suficiente y con alumnos acostumbrados al método tradicional era una locura. Es cierto que el estrés ha perjudicado el desarrollo, el estrés y el calor, el escaso espacio de la clase, las complicaciones técnicas y los problemas cotidianos.
Pero, ¡bendito cambio! No puedo ni imaginar cómo habría sido este proyecto si hubiera sido preparado antes de empezar el curso… incluso: ¿os imagináis que los alumnos y alumnas (hay que ser correcto de vez en cuando) hubieran trabajado así desde siempre, desde su más tierna infancia? Habría sido la repera.
Pues yo ya he empezado. Yo voy a trabajar así siempre, esté en el curso en el que esté. Hoy es el Ministerio del Tiempo (serie a la que le debo el mayor aprendizaje profesional de mi vida), mañana será el Círculo de Bardos y pasado mañana… bueno, eso es ya pensamiento ficción.
Todo este divagar es para concluir diciendo que ha merecido la pena. Que merece la pena devanarte los sesos y gastar parte de tu tiempo de ocio para meterse en estos berenjenales. Merece la pena resistir los gritos en la clase, las puntuales faltas de respeto de algunos alumnos, las situaciones de tensión que se generan en un aula de 25 metros cuadrados con mobiliario inadecuado y con 27 personas trabajando 5 horas todos los días.
MdT. Tiempo de Cambio. ¡Misión Cumplida!