Si los niños fueran al colegio con la mitad de azúcar en su organismo de la que llevan ahora… Así quería empezar mi reflexión final de año, y así la empiezo.
En septiembre de 2015 comenzaba este año escolar como tutor de una clase de 6º de primaria. No me lo esperaba, pero tampoco me disgustó, me gusta trabajar con niños y niñas mayores (seamos correctos con la administración por una vez) y después de cinco años en primer ciclo de primaria, fue un cambio agradable. Fue un trimestre de adaptación, un maestro nuevo siempre es difícil. Para mí también fue complicado, empezaba el máster en estudios ingleses (aún estoy con él, aunque la cosa va bien) y empezaba a comer bien para perder unos kilos. Todo ha funcionado bien. La clase y yo empastamos bien, el máster siguió viento en popa y perdí diez o doce kilos.
Y, entonces, con el final del segundo trimestre, llegó la segunda temporada del Ministerio del Tiempo… y mi mundo y el de mi clase cambió. Inicié el MdT. Tiempo de Cambio, y con él, mi clase y yo nos revolucionamos y descubrimos un nuevo mundo de aprender. Una pena que no pudiéramos empezar antes, habríamos disfrutado más. Pero más vale un trimestre que nada; mis alumnos y yo, creo, que lo hemos agradecido.
Después de cuatro misiones (ya sabéis que podéis seguir la evolución en esta web y en mi canal de YouTube), he aprendido muchas cosas:
- Tratamos a los niños como estúpidos (desde las instituciones, desde las editoriales…)
- Es fácil motivar a los estudiantes; sólo hay que tener ganas
- Los niños están sobreazucarados, y muchos de ellos son adictos al azúcar. Esto implica sobreexcitación, falta de atención, violencia…
- Los niños (me refiero a ambos sexos) se acuestan tarde, duermen poco, y ven la televisión sin control, así como internet…
- Los españoles no sabemos trabajar en equipo
- Todos y cada uno de mis alumnos tienen un potencial enorme
- Necesitan que los maestros los queramos y se lo demostremos tratándolos con respeto y proponiéndole retos.
- Les encanta leer y escribir (si sabemos proponerle las actividades adecuadas)
- Hay que enseñarles a ser críticos en el manejo de la información (eso incluye moverse por redes sociales e internet).
No sé cuánto de verdad hay en estas reflexiones, pero es lo que he observado en este tiempo. Sin embargo, hay muchas cosas buenas que se pueden resumir en una frase compuesta: nos hemos divertido muchísimo y hemos aprendido por el camino. ¿Se puede pedir más?
El broche final de nuestra aventura con el Ministerio del Tiempo fue el Festival de Fantasía de Fuenlabrada. Allí viví uno de los momentos más interesantes de mi vida y, sin duda, el mejor de este año de cambio: disfruté de una hora y media de charla con Javier Olivares y Desiré Bressend. Me encantó conversar de tú a tú con una persona tan humilde y tan preparada como él, contando con el apoyo de esa maravillosa maestra de ceremonias. Gracias a los responsables del festival por permitirme vivir esta experiencia.
Sin embargo, mucha gente ha hecho posible que este proyecto tomara cuerpo: mi mujer la primera y más importante. Josema Beza, que siempre está disponible para estos sarados; Marta, siempre dispuesta a ayudar; Michelle, siempre dispuesta a trabajar por los alumnos; Berta y Carmen, por sus ánimos y apoyo; Jesús B. Vilches que se ha volcado, Abel Murillo y María José que pensaron en mí para el para el #FFFIV…
Y, sobre todo, y lo más importante, todos y cada uno de mis alumnos y a sus familias.
Gracias. Mil gracias. He aprendido horrores con vosotros este año.
Sé que me dejo a gente y cosas en el tintero, espero que me disculpen. En mi corazón estáis todos vosotros.
Me despido con una promesa: el año que viene, más y mejor.